Durante todos estos años he tenido muchísimas experiencias trabajando como dentista. Pero quizá una de las enseñanzas más importantes que he recogido de mi profesión, es que cuando se trata de las personas, ser el malo o el bueno de la película sólo depende de los ojos que lo ven.

Por ejemplo, mi profesión es una de las más odiadas del mundo. ¡A nadie le gustan los dentistas! ¡Y menos a los niños!

Entonces cuando los más peques vienen a una consulta dental, no entienden que es por su bien y el doctor se convierte en villano. El niño pataleara y hará todo lo posible por irse de la consulta y su madre intentará convencerlo de que es bueno para él. Sin embargo, al niño no le importa pues éste se guía por su miedo y la emoción se encarga de que no razone.

Y esto es precisamente lo que le pasa a mucha gente. El miedo los paraliza hasta tal punto que renuncian a vivir una vida mejor o hacer un cambio positivo en sus vidas. Literalmente nos auto saboteamos a nosotros mismos porque hemos aprendido a que el miedo domine nuestras vidas.

¿Qué es el miedo?

El miedo es esa pequeña voz que muchas veces nos apaga. Si le hacemos caso, nos puede limitar y muchas veces y nos impide evolucionar. Ahora bien, el miedo es una emoción necesaria para la supervivencia pero éste no puede hacerse cargo de las decisiones de tu vida.

Entonces, yo propongo algo:

¿Y si usamos esa energía que genera  el miedopara impulsarnos hacia adelante?

Ponte un reto pequeño y ese miedillo esa cosita que notas en tu estómago llévala al pecho y que te impulse hacia aquello que quieres lograr.

¿Qué necesitamos para ser felices?

Esta ha sido siempre una pregunta que puede tener tantas respuestas como personas somos en este mundo, pero hay algo que tiene que ver con el alcanzar la felicidad y que es general a todos y a todas.

Escúchate, se sincero contigo mismo:

  • Si ya no quieres estar en ese lugar… No estes en ese lugar.
  • Si quieres dejar de ver a esa persona… Hazlo.
  • Si quieres mandar a la mierda tu trabajo… Hazlo.

Se fiel a ti mismo porque cuando eres fiel a ti mismo todo se pone a tu favor, todo se alinea y todo empieza a ir con un rumbo a favor para ti para tu vida y para tu evolución.

¿Crees que mereces esa felicidad o te auto-saboteas a ti mismo?

Cuando estaba en India cuando íbamos a los poblados para ayudar con el tema dental llegábamos a los lugares y nos trataban como dioses, tanto es así que hasta me dieron una tarjeta que ponía “you are our God”, en aquel momento la incomodidad se apoderaba de mi.

Desde el momento que llega una persona occidental a India es como si te volvieras famoso puede resultar incómodo ya que no crees que merezcas todo eso… Todos hemos escuchado la frase “todos somos uno” “todos somos dioses” pero cuanto de eso está integrado realmente, cuanto creemos que merecemos ese reconocimiento… y también ¿se lo hacemos saber al otro?

De allí a algún tiempo comprendí que esto que se me mostraba era parte de mi crecimiento personal, de validarme de hacerme merecedora de la plenitud y felicidad. Tu sentimiento interno es lo que va a hacer que se muestre fuera de ti lo que piensas de ti mismo… Con lo cual si crees que no mereces ser feliz o que no eres lo suficientemente “bueno” o “valido” el universo, Dios, como tu quieras llamarlo pero al finde cuentas tu mismo vas a hacer q se exprese en tu realidad que no eres valido…. a eso se le llama proyección.

Desde ese sentimiento de no valía a mi me hacia sentir incomoda que me trataran de famosa o que me recibieran así… Pero
desde el sentimiento de merecimiento eso ya no se te expondrá delante.

Lo que me llevo de India entre muchas otras cosas es que la gente era muy sonriente, la gente es muy pobre allí no tiene nada, muchos viven en la calle pero allí verdaderamente me di cuenta de lo poco se necesita para esbozar una sonrisa, de lo poco que necesitamos para ser felices

Por lo tanto si no te crees digno de la felicidad por mucho que la busques fuera sólo estará en tu interior. Como podemos hacer para que esa creencia de ser digno de la felicidad cambie y se modifique, volvemos al comienzo d este escrito… Empecemos por ser sinceros con nosotros mismos, a estar donde quiero estar, a decir lo que quiero decir.

Como un niño, los niños no se plantean si esta bien o no dicen lo que quieren decir o hacen lo que quieren hacer porque ellos no tienen creencias de lo que si es correcto y lo que no… simplemente son.

Así que rescatemos ese niño, seamos francos con nosotros mismos porque se nos ha olvidado algo muy importante y es que hemos venido a divertirnos… ¡así que no te distraigas!

Gracias por leerme.

Aida.